Ojalá ta


Mapa de villa

¿Hay en la villa una puerta abierta al paraíso? Ojalá.
¿Atravesarla será el final de todas las desdichas? Ojalá.
La villa es América. Tiene olor a orín, sol irrestricto, intemperie, niños corriendo, violencia, alegrías mínimas y tiene más. Fútbol, traficantes, maestras, putas, perros flacos, laburantes, mujeres dulces, pendejos quemados por el paco, curas parecidos a Mugica, policías ingratos.
Fui a buscarte al corazón del asentamiento. A la casa de un dealer llegué por tu cintura. Por los pasillos intricados, en la noche profunda perseguí tus temores y tus vicios.
“Una mujer bella y con pena no pasa inadvertida”, me dijeron unas viejas. “No está”, “nunca vino”, me explicaron unos vagos.
Nadie sabía de tus fugaces recorridos.
Vos fuiste por un día, yo me quedé a vivir.
De un laberinto sólo se sale por arriba.
De la villa sólo se sale por azar. O con los pies para adelante. Muerto se sale.
Ojalá, hojalata, ojo la lata. Palabras que dicen y cuando dicen no dicen nada.
Ojalá alguna vez Dios pose su mirada en este sitio de olvidos y desgracias. Que mire y baje a la villa a convertir el agua en vino, la tristeza en fiesta, la miseria en justicia.
Amén.